El negocio de las antologías
Hay desesperación en muchos autores, sobre todo al inicio, cuando existe un deseo por ser leídos, por validar lo escrito. Esta desesperación es aprovechada constantemente por un grupo de editores que no tienen vergüenza en ofrecerles la posibilidad de publicarlos, siempre y cuando paguen por ello.
Así, el sistema de las antologías (tanto de poesía como narrativa) resulta un negocio interesante y de crecimiento. Basta ver las constantes convocatorias de editoriales mediante las redes sociales, donde se remarca la importancia de la visibilidad de los autores y la profesionalización a la que se accede mediante los libros colectivos.
Algunas de estas editoriales anuncian, en sus bases, que los autores seleccionados deberán pagar una taza por gastos de edición y publicación. Otros, más sutiles, maquillan la trampa, donde la edición y publicación es gratis, sin embargo, hay una cláusula donde el autor antologado debe comprar cierta cantidad de ejemplares a costo de impresión.
En todos estos casos lo que no se dice, y parece no importar a muchos de los autores que participan en estas obras grupales, es que cada autor debe pagar de una u otra forma por su participación en las antologías. Libros que, para desencanto de muchos, no devienen en una selección determinada a partir de un criterio previo o temática, y casi siempre pasan desapercibidos dentro del contexto literario nacional, no se diga internacional. ¿Acabará esta práctica antojadiza de editoriales dudosas? Por ahora parece imposible, porque continúa la urgencia de muchos autores que ven esta clase de libros colectivos la única posibilidad de ser leídos y validarse como escritores.
Alexis Cuzme